¿Sabes que algunos directores no sabrían cortar el agua del hotel o desconocen los menús de sus buffets?.
Y si eres Dire estarás pensando, dirijo y sé delegar funciones, ¿ porqué debería conocer esos detalles?.
Delegar algo que desconoces es un error.
Pregunta, aprende, curiosea.
Para mi esto es una máxima sagrada.
No tienes que ir tú a ejecutarlo, pero la operativa exige que controles la información.
2.- Tienes que estar.
Pensarás lo mismo. Soy el jefe, que curren otros que para eso me he preparado yo.
No, criaturita, un hotel esta vivo, es espontáneo e impredecible. Si te pierdes los momentos malos (o buenos), tu equipo, no confiará en ti.
3.- Proactividad.
No es fácil, no somos adivinos con una bola de cristal pero algunos tenemos un excel ( cifrado y detalladisimo) con un histórico de incidencias.
Problemas climáticos, preferencias de algunos mercados, caída de la producción de algunos departamentos en fechas clave, conflictos entre miembros de los equipos, averías, etc etc etc.
Si, casi todo, tiene una explicación, es recurrente o solventable.
4.- Capacidad de resolución y de control de daños.
Si tú no puedes hallar la respuesta (que deberías), es imprescindible saber que teléfono hay que marcar. Esta ardua tarea va muy relacionada con las anteriores y además a veces un número no te servirá para resolver la emergencia, asi que ten siempre claro un plan B.
Todos nos hemos quedado en blanco, doy fe, pero hay que trabajar para evitarlo.
Por otro lado, Sabes lo dañino que es que el personal no te cuente lo que pasa en tu hotel? Piénsalo.
Resolver y atender a todo, y a todos, cuando hay problemas, te dará la clave para estar al corriente de todos los incidentes y sobretodo, para saber hacer las preguntas correctas ( y añadirlas a tu histórico).
5. – Confía en los que de lo suyo, saben mucho mas que tú.
Si, coincidimos, el personal de los hoteles es un mundo aparte.
Pero aunque personalmente no estés en la misma sintonía que ellos, profesionalmente es indispensable contar con los que conocen las tripas del hotel, sus puntos flacos y su historia.
Tu criterio no siempre es el que debe prevalecer e incluso, a veces, hay que dejar que se equivoquen constructivamente.
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